"El Coronavirus COVID-19 y la Pobreza"

El Coronavirus COVID-19 y la Pobreza: Dos Síntomas de una Enfermedad más Profunda.




Con el Coronavirus COVID-19, no podemos bajar la guardia, por nada. Ayer el conteo de casos nuevos en el planeta fue 183,020. Pero eso es el conteo oficial de personas formalmente diagnosticadas con pruebas formales. En realidad, es una fracción de los casos reales. Ahora en América Latina y el Caribe hay un total oficial de 2 millones de casos confirmados. En Brasil, ya hay 50,000 muertos oficiales con un presidente haciendo todo posible para ocultar la gravedad de la crisis.

El espectáculo de horror conducido por Bolsonaro es solo superado por una estupidez letal de Trump. Aquel anunció que ya no quiere hacer tantas pruebas porque las pruebas crean casos. “Sin pruebas, no hay casos” fueron las palabras de sabiduría de ese jefe del estado del país más poderoso del mundo. Sin embargo, en el caso del Covid, ignorancia es muerte. Ya más de 120,000 estadounidenses se murieron oficialmente y la incidencia de la enfermedad ya ha penetrado pueblitos aislados por todas partes. Al mismo tiempo, en plena campaña para la presidencia, Trump está convocando a su base a concentraciones adentro de arenas encerradas, con una audiencia sin mascarillas, sentadas hombro a hombro, gritando y escupiendo su lealtad a su líder, quien está llevándolos directamente al precipicio. Ya en la mayoría de los estados de los Estados Unidos el surgimiento de casos está volviéndose explosivo. En Europa una vez más, el aumento de casos es espantoso después de una baja notable con medidas bastante drásticas.

En medio de todo, hay indicaciones que los doctores están avisando a la gente que mejor no ir al hospital, porque bien saben que esos lugares son incubadores y transmisores del virus. Por ende, tanta gente está muriendo de la enfermedad en sus casas, en asilos y en las calles sin pruebas. Sin pruebas las muertes no son estadísticas y no constituyen noticias.

La realidad a veces es cruel sin misericordia. La verdad es que el Coronavirus COVID-19 es una obra hecha por el hombre. Sin embargo, no es algo inventado por el hombre. Es resultado de años y siglos de una ofensiva sostenida en contra de la naturaleza. Hemos destruido tantísimo, que todos los sistemas de contención de los virus están tan desfigurados y debilitados que las compuertas ya se abrieron.
En medio de todo, es perfectamente entendible que, quedarse en la casa para un pobre significa morir de hambre. Al enderezar este mundo, necesitamos no solamente restaurar bosques, ecosistemas y hábitats naturales. Necesitamos descartar un sistema salvaje generador de una pobreza profunda. Nadie debe tener que escoger entre morir de hambre o morir de una enfermedad. La vida es para vivir. Debemos entender que igual al Covid, la pobreza absoluta no es el problema. Es un síntoma. El problema es la riqueza absoluta, esa absurda y perversa concentración de recursos en muy pocas manos.

(Por Miguel Hoffman, RAMA).

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